domingo, 22 de noviembre de 2009

El país de los traidores

La definición de la palabra traición según la Real Academia Española (RAE), es cometer una violación de la fidelidad debida, es decir, actuar de forma desleal, y si esta acción atenta contra la seguridad de una nación se le considera como “traición a la patria”. Hace unos días salió a la luz la noticia del espía peruano que vendió información de índole militar a los chilenos, noticia que causó justificadamente, la indignación por parte de todos los peruanos, y desde el Presidente hasta el último habitante del país condenaron muy severamente al “traidor”, mi intención no es pasar por alto tan infame delito y el acto repulsivo por parte del gobierno de Chile, ¿pero realmente nosotros los peruanos, tenemos la suficiente moral para acusar tan draconianamente a alguien como desleal con el país? Sinceramente creo que no.

Casi 20 años atrás nuestro actual Presidente de la República, dejó al país inmerso en una crisis económica y social de proporciones catastróficas, después de su lamentable desempeño al mando del Perú, huyó cobardemente (trepando muros y techos, según un informe de la revista Caretas) como un delincuente que sabe de su mal accionar, y se refugió primero en Colombia y luego en Europa, vivió largos 11 años con todas las comodidades con las que cuentan los países del primer mundo (Francia y Bélgica), educó a sus hijos en colegios y universidades prestigiosas, gozó de todos los lujos como los de asistir a la final de un Mundial de Futbol, todo a costa del dinero de los peruanos, y en forma de agradecimiento mientras el vivía plácidamente en el viejo continente a nosotros nos dejó una dictadura al mando de un Japonés, el cual tenía como principal asesor a un ex militar (irónicamente acusado de traición a la patria por vender información a Ecuador, en pleno conflicto, en los años 60’s) y juntos se encargaron de destruir nuestra soberanía y dignidad como peruanos. Pero como somos el país del borrón y cuenta nueva, 11 años después (años suficientes, pues en ese periodo prescribieron todos sus juicios, entre ellos la masacre del Frontón) lo recibimos de la mejor manera dándole un nada despreciable segundo lugar en las elecciones del 2001 y entregándole las riendas del país 5 años después, entonces es donde yo me pregunto, acaso no es ser desleal con nuestros compatriotas (que son millones) víctimas de aquel desastroso gobierno, no condenar al culpable de sus desgracias en lugar de premiarlo con una segundad oportunidad.

Pero me peruanizaré por unos instantes y siendo “desleal” a mis principios pasare por alto el despreciable pasado del “gran orador” Alan García, y lo juzgaré sólo por su accionar de este periodo, periodo que se ha caracterizado por ser ambivalente pues a la hora de negociar con los recursos de la nación se muestra sumiso y condescendiente con los inversionistas (de los cuales paradójicamente muchos son chilenos), mientras que toma una postura prepotente y agresiva con los que se declaran en contra de su política que pareciera estar regida bajo el lema “vendamos la patria a los chilenos”. Por eso es que causa en mi indignación que el ejecutivo en un inefable ataque de fiebre moral apunte con dedo acusador y llame traidor al traidor, o acaso no es traicionar a nuestra soberanía y seguridad (la importancia de un puerto en términos geográfico-militares solo es comparable con la de una frontera) dar la concesión, la cual se ha comprobado que es ilegal, del segundo puerto mas importante del Perú que es Paita, a un consorcio que tiene capitales chilenos, aun sabiendo que el vecino del sur se encuentra en pleno proceso armamentista; podríamos considerar como un acto de traición también el permitir que la empresa chilena, a tono de burla llamada LAN PERU, que ha monopolizado el cielo peruano propiamente dicho tenga a militares chilenos, muy capaces de espiar, piloteando sus aviones; y como podríamos llamar al negociado turbio del Aeroclub de Collique el cual terminó en manos de inversionistas chilenos; entiendo a la perfección que la felonía del “Judas” Ariza no se debe pasar por alto pero que el gremio de Iscariotes lo señale como traidor eso si es el colmo de la sinvergüencería. Pero aun no contentos con su desfachatez, de manera convincente el Sr. García sale a sustentar que aquella reprochable actitud por parte del Gobierno Chileno, es un claro indicio de nuestro crecimiento económico, y que dicho avance en nuestra economía ha generado en el país sureño una envidia empedernida, y es que a Chile no le es concebible que sus inversiones en el Perú tan solo sean 7200 millones dólares, no logran entender como nuestro sueldo mínimo sea 4 veces menos que el de ellos, darían lo que fuera por tener nuestra riqueza culinaria para jactarse de ella aun sabiendo que mas de la mitad del país no es capaz de consumirla, también desearían tener una clase política llena de otorongos como la nuestra, anhelan tener una prensa especializada en atrofiar la mente de las personas, y como quisieran tener combis asesinas y cachinas en Santiago. Si pues según el raciocinio de nuestros incompetentes miembros del poder ejecutivo, dejando de lado los eufemismos, Chile se quiere ir a la “mierda” igual que el Perú.

Pero Alan y su pandilla de Ministros son solo el reflejo de una sociedad que tiene como a uno de los pilares de su idiosincrasia a la traición, y es que la complicidad no solo se limita a la colaboración del delito sino también al silencio y a la pasividad, pues no me es entendible, y nunca lo será, como es que no hacemos nada por cambiar la situación en la que nos encontramos. Desde muy pequeño me pude percatar que dentro de los peruanos hay un cierto resentimiento hacia los chilenos, un resentimiento el cual considero absurdo pues este se basa en una guerra (la que perdimos no por que ellos sean malos sino por que los traidores de ese entonces, nuestros gobernantes, no fueron capaces de ganarla o en el peor de los casos evitarla) de hace 130 años, pero en el colegio, bueno en los colegios peruanos, nunca te dicen la verdad, pero dejando de lado nuestras limitaciones en el sistema educativo (otra cortesía de nuestros gobernantes) es ineludible no mencionar la forma ambivalente en como demostramos nuestro rencor, y es que debe ser muy sacrificado odiar a los chilenos mientras hago las compras de la semana en Metro, la angustia de comprarse ropa en Saga debe ser enorme y ni quiero imaginar que tan desagradable debe ser comer un chocolate de Costa, y es que la manera mas sensata de odiarlos es haciéndolos millonarios, pero con este pequeño lapsus de ironía no es que pretenda hacer una campaña anti empresas chilenas (la calidad no tiene nacionalidad), a lo que quiero llegar es que ese rencor, acaso exista, debería ser usado como un plus en nuestro accionar diario el cual sirva en beneficio de nuestra nación, no dejándonos humillar y pisotear por malos gobernantes, siendo mejores cada día, no siendo traidores a la patria como lo somos, pues atentar contra la patria también implica quedarse callado y se indiferente con los problemas sociales que suele afrontar el país, ser irresponsable con nuestras decisiones (no podemos tener a ese circo como congreso, ni a ese ladrón como presidente), soslayando los derechos de los demás y decir campantemente que existen costos sociales como los de la Cantuta y Barrios Altos, dar importancia y audiencia a la televisión basura (como es posible que Magaly Medina condenada a prisión efectiva por difamación sea nuestra periodista numero 1).

Es por eso que considero que el suboficial de la FAP solo consumó algo para el cual lamentablemente todos los peruanos estamos potencialmente preparados, y no me refiero al hecho traicionar al país, pues todos siempre de alguna manera lo hacemos, sino hacer de esa costumbre una profesión y recibir honorarios por ello. Pero como dice una canción de los Attaque 77, ya es bastante por hoy va a ser mejor que me calle, aprenderé del silencio y reconoceré que soy cómplice también, pues mi memoria USB en la que guardo este pequeño documento y las canciones del grupo antes mencionado la saqué a crédito gracias mi tarjeta Ripley, al fin y al cabo también soy peruano ¿no?
JoSé!!!

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