Dentro de las permanentes condiciones del país, a las que hay que añadir la actual violencia desencadenada por el régimen, la revolución puede y debe iniciarse desde ya. La violencia ha sido desencadenada como la expresión mas rotunda del fracaso de este ultimo ensayo de democracia representativa. Su curso normal será el de seguir acentuándose cada vez con mayor brutalidad. Juntamente con la izquierda, todo el pueblo esta amenaza de la peor dictadura. Las masas responderán al llamado de una revolución que sepa mostrarles, con sus primeros éxitos, una nueva forma de lucha. Sus mismas formas clásicas de lucha cobraran entonces un nuevo impulso porque adquirirán un nuevo sentido. Ellas lucharan en todas las formas y la revolución asumirá las características de una verdadera guerra del pueblo.
El triunfo de la revolución exige sin duda la unidad de todo el pueblo, la unidad de todas las fuerzas interesadas en el mismo. Solo cuando esta unidad se haya logrado a su máximo nivel, es decir, a nivel de la lucha armada podremos dar por asegurado el triunfo. Mas, es una utopía pensar que la unidad –no sea más que de las principales fuerzas de izquierda- se ha de lograr a su máximo nivel discutiendo sentados en torno a una mesa. Jamás se ha logrado en esta forma la unidad. Esta se ha lograr tan solo en la lucha. Tan solo en la lucha se irán fundiendo las diferencias y las desconfianzas provenientes de distintos factores, pero sobre todo del diferente grado de aproximación al nivel más elevado de la misma. Consideramos unidad como un objetivo fundamental, mas cuyo logro es un proceso. No nos apresuramos, por eso, ni desesperamos. Ella se irá logrando a distintos niveles: pero mientras subsistan diferencias entre las distintas fuerzas dispuestas a unificarse, será conveniente mantener la autonomía de las organizaciones hasta determinada etapa en que nuevas condiciones lleven a la conformación del Partido Unico de la Revolución Peruana.
En todo momento, sin embargo, los objetivos mismos de la revolución exigen que el proletariado, se ha de procurar la formación de un frente único con todas las otras fuerzas con intereses opuestos a la oligarquía y al imperialismo, es decir, con la pequeña burguesía y la burguesía media. Los objetivos de este frente serán, en una primera etapa, la expulsión del imperialismo y la liquidación de la oligarquía feudal burguesa. Pero la base obrero-campesina de por si abrumadoramente mayoritaria, la practica de la línea de esta alianza como línea de frente, axial como la presencias de un ejercito revolucionario propio garantizaran a estas clases que la revolución marche hasta sus ultimas consecuencias, sentando desde un primer momento las bases del socialismo.
...Frente a la revolución
Nuestra Posición (1964)
Luis De La Puente Uceda (1926-1965)
miércoles, 25 de febrero de 2009
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