Escuchar al Cardenal Juan Luis Cipriani, solo causa en mí repulsión y reafirma mi teoría de que el Perú, no solo esta infestado de ratas inescrupulosas en el aparato estatal, sino que también se expanden en entidades privadas y por supuesto en la Iglesia Católica.
Con mucha desfachatez este remedo de sacerdote, a incurrido en la escena política sudamericana y a osado de calificar a la UNASUR como un “gallinero”, quizás aquel afán por querer desprestigiar aquel evento responda a que en dicha reunión se desenmascaró, por parte de los gobiernos antiimperialistas, el plan estratégico de EE.UU de enviar tropas a Colombia, excusando dicho accionar bajo una supuesta ayuda para combatir a las FARC, pero con el claro fin de querer militarizar la región, y a pesar que el afán de los yanquis por controlar la zona esté atentando contra la soberanía y la paz de los pueblos de esta parte del continente, también juzga a dicha cumbre internacional como “un poco impresentable”. Le es inconcebible como algunos pueblos de Sudamérica tratan de velar por los intereses de su gente, tratando de nacionalizar todo el manejo de los recursos naturales. Pero se queda callado ante la criminalización de las protestas nacionalistas en contra de García, y la sinvergüencería de que nuestro país no tenga soberanía sobre el manejo de nuestros recursos, como Camisea por ejemplo; además bendice al TLC y la intromisión de inversionistas extranjeros sin importarle que estos atenten contra nuestra amazonia y todo los beneficios, no solo para el país sino para la humanidad que esta implica, y que dichas invasiones en nuestro territorio también pisotea los derechos de los pueblos indígenas.
Abiertamente protesta también con los referéndums en Venezuela, Bolivia y Ecuador, acusando a dichos actos democráticos, observados y avalados por organismos internacionales, como artimañas propias de dictadores que quieren perpetuarse en el poder, y sin embargo saluda y felicita a Uribe en Colombia, quien uso dinero del tesoro público, por su Campaña ilegal la cual derivo en su reelección. Es detestable su silencio alcahuete ante el militarismo impuesto a la fuerza en Honduras, no hizo comentario alguno sobre el golpe, patrocinado por la Cía., a Zelaya, así como tampoco nunca se pronunció en contra de los asesinatos cometidos durante de las dictaduras implantadas en Centroamérica durante toda la segunda mitad del siglo pasado; pero que va a decir algo pues , si alguna vez catalogó como cojudez a los DD.HH y no quiso atender a los familiares de la victimas de los ejecutados en Huamanga, cuando era Obispo de ese localidad; que va a levantar su voz de protesta si también negó y minimizó la labor de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, cuando está se pronunció en contra de los asesinatos realizados en el gobierno de Fujimori, pero que va a criticar al “japonés” si fue su cómplice principal de las ejecuciones en la casa del embajador de Japón el año 97, acuérdense que fue él quien introdujo los micrófonos, escondidos dentro de una Biblia, cuando supuestamente era mediador de dicho enfrentamiento y su labor era totalmente imparcial, ¿y que pasó después de salir a la luz todo? Como lo cobarde que es no salió a declarar nada de ese tema y es más, ni se tomo la delicadeza en elevar una oración por las vidas perdidas de ese día.
Así como pienso muchas veces que nos merecemos los gobernantes que tenemos, a veces creo que muchos de los católicos se merecen el cardenal que tienen; si la UNASUR es un “poco impresentable” creo que cualquier adjetivo que denote grandeza quedaría chico para calificar a este tristemente personaje como “impresentable”.
Para terminar cito al gran Manuel Gonzales Prada, que en su obra cumbre “Horas de Lucha” cierra el capítulo de política y religión con lo siguiente: “…el progreso intelectual y moral de las naciones sudamericanas se mide por la dosis de Catolicismo que han logrado eliminar de sus leyes y costumbres.”
Con mucha desfachatez este remedo de sacerdote, a incurrido en la escena política sudamericana y a osado de calificar a la UNASUR como un “gallinero”, quizás aquel afán por querer desprestigiar aquel evento responda a que en dicha reunión se desenmascaró, por parte de los gobiernos antiimperialistas, el plan estratégico de EE.UU de enviar tropas a Colombia, excusando dicho accionar bajo una supuesta ayuda para combatir a las FARC, pero con el claro fin de querer militarizar la región, y a pesar que el afán de los yanquis por controlar la zona esté atentando contra la soberanía y la paz de los pueblos de esta parte del continente, también juzga a dicha cumbre internacional como “un poco impresentable”. Le es inconcebible como algunos pueblos de Sudamérica tratan de velar por los intereses de su gente, tratando de nacionalizar todo el manejo de los recursos naturales. Pero se queda callado ante la criminalización de las protestas nacionalistas en contra de García, y la sinvergüencería de que nuestro país no tenga soberanía sobre el manejo de nuestros recursos, como Camisea por ejemplo; además bendice al TLC y la intromisión de inversionistas extranjeros sin importarle que estos atenten contra nuestra amazonia y todo los beneficios, no solo para el país sino para la humanidad que esta implica, y que dichas invasiones en nuestro territorio también pisotea los derechos de los pueblos indígenas.
Abiertamente protesta también con los referéndums en Venezuela, Bolivia y Ecuador, acusando a dichos actos democráticos, observados y avalados por organismos internacionales, como artimañas propias de dictadores que quieren perpetuarse en el poder, y sin embargo saluda y felicita a Uribe en Colombia, quien uso dinero del tesoro público, por su Campaña ilegal la cual derivo en su reelección. Es detestable su silencio alcahuete ante el militarismo impuesto a la fuerza en Honduras, no hizo comentario alguno sobre el golpe, patrocinado por la Cía., a Zelaya, así como tampoco nunca se pronunció en contra de los asesinatos cometidos durante de las dictaduras implantadas en Centroamérica durante toda la segunda mitad del siglo pasado; pero que va a decir algo pues , si alguna vez catalogó como cojudez a los DD.HH y no quiso atender a los familiares de la victimas de los ejecutados en Huamanga, cuando era Obispo de ese localidad; que va a levantar su voz de protesta si también negó y minimizó la labor de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, cuando está se pronunció en contra de los asesinatos realizados en el gobierno de Fujimori, pero que va a criticar al “japonés” si fue su cómplice principal de las ejecuciones en la casa del embajador de Japón el año 97, acuérdense que fue él quien introdujo los micrófonos, escondidos dentro de una Biblia, cuando supuestamente era mediador de dicho enfrentamiento y su labor era totalmente imparcial, ¿y que pasó después de salir a la luz todo? Como lo cobarde que es no salió a declarar nada de ese tema y es más, ni se tomo la delicadeza en elevar una oración por las vidas perdidas de ese día.
Así como pienso muchas veces que nos merecemos los gobernantes que tenemos, a veces creo que muchos de los católicos se merecen el cardenal que tienen; si la UNASUR es un “poco impresentable” creo que cualquier adjetivo que denote grandeza quedaría chico para calificar a este tristemente personaje como “impresentable”.
Para terminar cito al gran Manuel Gonzales Prada, que en su obra cumbre “Horas de Lucha” cierra el capítulo de política y religión con lo siguiente: “…el progreso intelectual y moral de las naciones sudamericanas se mide por la dosis de Catolicismo que han logrado eliminar de sus leyes y costumbres.”
JoSé!!!
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